Los egipcios creían en los efectos curativos del calor ya en el siglo V a. C. y usaban agua caliente, vapor, arena y baños de barro. El médico griego Hipócrates prescribió calor para la "espasticidad" y dolores en las extremidades y el torso, mientras que los chinos y japoneses fueron de los primeros en usar aguas termales naturales para tratar problemas artríticos y muchos otros trastornos. La investigación científica confirma los beneficios del calor aplicado o la "termoterapia", que ahora viene en muchas formas, desde almohadillas térmicas hasta ultrasonido.
Cómo funciona la terapia de calor
Los estudios muestran que la terapia de calor aumenta el flujo sanguíneo, eleva la temperatura del tejido profundo y flexibiliza los músculos. Cuando aumenta el flujo sanguíneo, pueden llegar más nutrientes y oxígeno al área lesionada, lo que ayuda a que se cure. La aplicación de calor también alivia el dolor. En un estudio de 371 personas que sufrían dolor lumbar agudo, una envoltura térmica alivió el dolor y la rigidez muscular, y mejoró la flexibilidad significativamente mejor que el ibuprofeno o el paracetamol. La investigación funcional de imágenes cerebrales ha demostrado que el calor aplicado activa ciertas partes del cerebro, lo que puede mitigar la sensación de dolor.
Cómo usar la terapia de calor
Tome consejos de un médico o fisioterapeuta. Los especialistas dividen los tratamientos térmicos en tres tipos: conducción, convección y conversión. Las terapias de calor conductas van desde baños de cera de parafina caliente para trastornos artríticos, hasta bolsas de trigo, almohadillas térmicas o envolturas para el dolor muscular agudo, hasta una simple botella de agua caliente para el dolor menstrual. Los métodos de convección, como baños de aire caliente o húmedo, o fluidoterapia (una corriente de calor seco), también funcionan bien para afecciones artríticas, espasmos musculares y lesiones musculares o articulares.
Las terapias que utilizan calor convertido a partir de otra fuente de energía, como ultrasonido o diatermia (corrientes electromagnéticas de alta frecuencia), pueden tratar tendinitis, problemas articulares, espasmos musculares y osteoartritis; estos suelen ser administrados por un profesional de la salud y debe solicitar a su médico una derivación. Para ciertas lesiones o afecciones, como la bursitis y la enfermedad de Raynaud, la terapia de frío alterna y los tratamientos térmicos pueden funcionar mejor. Cuando use dispositivos domésticos, siga las instrucciones cuidadosamente para evitar quemaduras.
Seguridad primero
Las personas con diabetes, esclerosis múltiple, mala circulación, lesiones de la médula espinal o artritis reumatoide deben tener cuidado, ya que las terapias de alta temperatura podrían exacerbar su condición, aumentar la inflamación o causar quemaduras y ulceración. La terapia de ultrasonido no se puede usar en ciertas partes vulnerables del cuerpo o en personas con reemplazos de articulaciones.
Dónde encontrar la terapia de calor
Busque un fisioterapeuta cualificado para tratamientos térmicos especializados como fluidoterapia, ecografía o diatermia. Algunos tratamientos térmicos, como los baños de cera de parafina, son proporcionados por clínicas de belleza y spas de salud. Los paquetes calientes, las bolsas de trigo y las almohadillas térmicas se venden en farmacias y tiendas naturistas.